Amados hermanos en el Sacerdocio de Cristo
Los Obispos de Puerto Rico saludamos con afecto paternal a todos los sacerdotes de la Iglesia. Compartimos con Ustedes nuestros afanes, luchas, éxitos y fracasos pastorales.
El tema que nos mueve a escribirles en este día, entra dentro de los deberes y competencias que nos atañen como guardianes de la fe y la vida espiritual del Pueblo de Dios. Queremos tratarlo con la caridad de Cristo, Buen Pastor, y con la claridad que requiere la autentica doctrina de la fe y la sensibilidad de nuestro pueblo fiel.
La aparición y alegadas revelaciones de La Virgen María en el Bo. Rincón, sector ´1El Pozo” de Sabana Grande en el 1953 ha requerido la atención y discernimiento pastoral de los Obispos de Puerto Rico en distintas formas y ocasiones.
En dos ocasiones distintas se ha averiguado oficialmente con los criterios de la Iglesia acerca de una intervención sobrenatural de la Virgen María en la fecha y lugares indicados. Los resultados han sido uniformemente negativos. Sin embargo, esta conclusión no impide que los fieles católicos puedan cultivar en privado su devoción personal y los Pastores de la Iglesia proveen, con la prudencia y discernimiento que les son propias, ocasiones para hacer que esta devoción personal redunde en aumento de la auténtica fe y crecimiento espiritual de acuerdo con los principios y la comunión de la Iglesia.
En esta actitud los Obispos de Ponce y Mayagüez autorizaron la celebración de la Eucaristía y su reserva en el lugar de las pretendidas apariciones. Cuando se dejaron de cumplir las condiciones exigidas para la comunión eclesial y la autenticidad de la fe, se suprimió la Celebración de la Eucaristía en el lugar. El Obispo de Mayagüez, que es el único con jurisdicción episcopal en Sabana Grande, espera el momento en que se den las condiciones debidas, para considerar una nueva autorización, y los demás Obispos de Puerto Rico lo apoyaremos con agrado.
En la década de los 80 Se formó a nivel de toda la Isla una Asociación que se inspiraba en esta devoción. La Conferencia Episcopal Puertorriqueña, después de haberla aprobado, se vió obligada a disolverla al cabo de un año por encontrar en su funcionamiento y contenido serios riesgos para la doctrina y la moral de la Iglesia. Los dirigentes apelaron a diversos Dicasterios de la Santa Sede.
Mientras los Obispos de Puerto Rico observábamos un discreto silencio por respeto a la Santa Sede, los Dirigentes de la Asociación usaron con intensidad la publicidad y los medios de comunicación con adelantadas técnicas y “marketing” para difundir “revelaciones”, consignas y proselitismos de la Asociación
Cuando la Santa Sede rechazó el recurso de la Asociación, quedó firme la disolución decretada por la C.E.P. En el mes de diciembre de 1995 la Comisión Permanente de la C.E.P. sostuvo un encuentro de afecto y acogida pastoral con tres dirigentes de la disuelta Asociación, llegando a una Declaración Conjunta que puso de relieve la función de los Obispos como guardianes y responsables de la devoción mariana y sus manifestaciones externas.
Al propio tiempo se invitó a todos los “devotos de la Virgen del Rosario del Pozo” a tomar parte de las actividades del recién proclamado Año de María. Fue, según testimonio de muchos de Ustedes, muy exigüa en las Parroquias su presencia tanto en las actividades y manifestaciones marianas organizadas por Ustedes, como en las sesiones de formación doctrinal que se dieron a varios niveles.
Los Obispos esperábamos que este paso, además de instaurar un diálogo franco, fuese el puente de acceso de tanta gente, de buena voluntad y sincera devoción a …